La Filmoteca del Terrario

sábado, 29 de octubre de 2011

Louise Brooks: Lulu on the Tightrope (4): Pandora inmortal


Louise Brooks acabó su periplo por Europa cosechando más fracasos que éxitos, por lo que no tardó en volver a su odiado Hollywood. Claro que las cosas no eran ya las mismas que cuando marchó de allí ¿Recuerdan que al final del primer post les hablé de una película que acababa de rodar llamada The Canary Murder Case? Aquella se había rodado en principio como una película muda. En 1927 llegó la revolución del cine sonoro con El Cantor de Jazz. Una de las consecuencias de esta novedad técnica que arruinaría carreras ancladas en el mudo fue que muchas películas mudas se convirtieron en sonoras doblaje mediante o rodando nuevas escenas. Paramount Pictures llamó a Brooks para que se metiera en la cabina de doblaje para doblar diálogos. La respuesta de Brooksie: "Iros a la mierda". Huelga decir que otra actriz tuvo que doblar los diálogos (penosamente) y que la Brooks acabó como persona non grata en todo Hollywood.
Las cosas se pusieron muy feas para Brooks. Los papeles no llegaban. Su última oportunidad para lograr de nuevo el estrellato perdido fue un papel co-protagonista al lado de James Cagney en El Enemigo Público Número 1, que dirigía William Wellman y que le ofreció ex-profeso tras su experiencia en Mendigos de Vida. Pero Brooks rechazó el papel para estar más tiempo con George Marshall y porque ya estaba cansada del mundo del cine en general y de Hollywood en particular. La rubia platino Jean Harlow consiguió el papel y la fama. A partir de ahí comenzó su declive en películas de ínfima categoría, de las que destacaremos dos: El corto Windy Riley Goes to Hollywood, que dirigió un tal William Goodrich, que no era sino un pseudónimo de otro ilustre blacklisted, Roscoe "Fatty" Arbuckle y Overland Stage Riders, western de serie B que protagonizó un tal John Wayne y en donde Brooks llevaba un pelo largo que la hacía irreconocible hasta para los pocos que se acordaban de ella. Tras este film, Brooks puso punto final a su carrera. George Marshall la dejó y se acabó el periodo de vacas gordas.

Brooks comenzó así un via crucis que duró muchos años. Sus problemas con el alcohol que arrastraba desde adolescente y que se agudizaron en sus peores momentos, trabajos en unos grandes almacenes por 40 dólares semanales y de prostituta de lujo, un intento de abrir una academia de baile en su Cherryvale natal y una paga mensual de uno de sus ex-amantes (William Paley, fundador de la CBS) que la dieron para ir tirando fueron su pan de cada día hasta mediados de los años 50. Cuando el experto en cine James Card descubrió su paradero en Nueva York en los años 50, la convenció para irse a vivir a Rochester, donde residía. Card jugó un papel importante en la reivindicación de su figura y películas y los críticos franceses reivindicaron su figura mediante exhibiciones de sus películas. Cuando Brooks visitó la filmoteca francesa con motivo de una retrospectiva sobre los 60 años que llevaba el cine de vida, una inmensa foto suya presidía la sala principal y su presidente Henri Langlois se le tiró a sus pies exclamando: "Ni Garbo ni Dietrich...¡Louise Brooks sólo hay una!". Y de esta manera comenzó el culto a Brooks hasta nuestros días.


Louise Brooks falleció en 1985 siendo una reputada escritora sobre cine mediante artículos varios, recopilados en el libro Lulú en Hollywood y convertida en un icono. Quien tenga más curiosidad por la figura de Louise Brooks encontrará un montón de webs dedicadas a su memoria y con material impagable en forma de artículos de la época y fotografías de todo tipo como las que han podido ver por los posts. Igualmente podrán encontrar por esos mundos de Internet un par de documentales imprescindibles, entre ellos Lulú en Berlín (entrevista a Brooks a mediados de los 70 donde se nota que los años no pasan en balde pero que aún conservaba su lucidez e inteligencia) y Looking for Lulu, narrado por Shirley MacLaine y con multitud de expertos y admiradores prestando testimonio. Guido Crepax reconoció abiertamente su inspiración para su mítica Valentina en el look de Brooks, cosa que a la actriz le encantó hasta el punto de mantener correspondencia con Crepax. Y para acabar, un detalle. En Julio del 2009 se proyectó La Caja de Pandora en un cine de Los Angeles con capacidad para 2.000 personas. Se colgó el cartel de "no hay billetes".


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