No deja de resultar irónico que a día de hoy, Prince sea todo un Testigo de Jehová que predica la monogamia y la abstinencia sexual tras ser en los años 80 y parte de los 90 el principal agitador sexual del panorama musical. Comento esto porque no muchos parecen acordarse (salvo nostálgicos de la etapa 1999 y de la década de los 80) de una de sus más famosas "princesas" que también en estos días está entregada, a su manera, al Supremo Hacedor. Tras leer este post sobre una cinta muy apreciada por esta casa, arrojaremos un poco de luz sobre la chica de la película. Denise Matthews. Antes conocida como Vanity.
Matthews era una canadiense oriunda de Ontario con una infancia dura y marcada por el divorcio de sus padres y los abusos que ella y sus hermanas sufrieron de su progenitor. A finales de los 70 e influenciada por su ídolo de la niñez Diana Ross, se trasladó a Estados Unidos para empezar una carrera como modelo. Pronto consiguió ser la imagen de una conocida marca de pasta de dientes y tener un papelito en El Tren del Terror (1980) con Jamie Lee Curtis. Tras posados como modelo y anuncios televisivos varios, conoció al hombre que pronto la haría célebre. Durante una fiesta porterior a los American Music Awards, el bueno de Prince tuvo ojos para Matthews, que ejercía de modelo (otra versión malévola afirma que Matthews entró a la fiesta con el rey del funk guarro Rick James bajo el brazo y salió de la misma con Prince dejando a James más solo que la una y odiando para siempre al de Minneapolis). Hacía tiempo que Prince deseaba montar un grupo musical femenino y no pudo imaginar una mejor frontwoman que la canadiense. Así, junto con Brenda Bennett y Susan Moonsie, tuvo listo a un trío de mujeres de buen ver. En un principio, Prince "bautizó" a Matthews con el nombre artístico de "Vagina", pero la buena mujer se negó en rotundo. El "Plan B" fue "rebautizarla" como Vanity, dado que ambos eran confesados narcisistas y Prince veía en ella su "reflejo femenino".El trío Vanity 6 (el número indicaba el número de pechos que tenían entre las tres) había nacido. Con Prince controlando todos los aspectos de la composición y producción de sus canciones y dando al trío un look descaradamente sexy y provocativo, el álbum de mismo título que el grupo no fue nada mal en ventas, logrando un número 1 en las listas USA de baile con Nasty Girl. Cantar no es que cantasen especialmente bien, pero mientras las melodías fueran pegadizas y las chicas fueran sexys sobre el escenario, Prince y el público estaban más que contentos.
Después de algunos éxitos menores y de intervenir en los coros de la balada épica Free del álbum de Prince 1999 (una de sus mayores cimas creativas), Vanity inició una relación con Prince. Allá por 1983, Prince tomaba notas en una libreta de color púrpura para elaborar un guión para una futura película que contase su vida y vicisitudes musicales. Purple Rain (1984) comenzaba a gestarse y el papel de la chica naturalmente sería para Vanity. Pero no por mucho tiempo. La pareja rompe y Vanity a partir de ahora tendrá que arreglarselas sin su mentor, el cual tuvo el "detalle", en 1994, de incluir al final de su álbum Come, un sonoro orgasmo a cargo de Vanity. Si era real o fingido, no se sabe, pero sí es seguro que se grabó para el tema inédito Vibrator de 1983. Al menos en el libreto del disco no hizo público la identidad de la "orgásmica", limitándose a un "She Knows". Tras tantear a toda una Jennifer Beals post-Flashdance (1983) para el papel, finalmente se lo adjudicaría Patricia Kotero, a la que Prince rebautizó como Apollonia por su parecido con la primera mujer de Michael Corleone en El Padrino (1972). Vanity 6 fue rebautizado como Apollonia 6, triunfando aún más en las listas de éxitos (aunque tampoco es que Apollonia cantase mucho mejor que Vanity). Purple Rain fue un taquillazo en el Verano de 1984 y por esa época Vanity empezó a consumir drogas de forma habitual. La Motown ficha a la canadiense y ese mismo año publica Wild Animal, que no va mal en ventas debido básicamente a la asociación con su mentor. Al año siguiente, Vanity por fin tendría un papel protagonista en una película. El capo de la Motown Berry Gordy la metió en una fantasía ochentera repleta de música, bailoteos, hostias y un negro que se cree Bruce Lee. Todo lo que debe tener una gran película.
Berry Gordy's El Último Dragón (1985) es una de esas cintas legendarias de videoclub que todos los que tengan una cierta edad recordarán con nostalgia y cariño. La película fue un éxito aceptable de taquilla que convirtió al protagonista Taimak en un pequeño mito del mundo de la artes marciales, al villano Sho' Nuff (Julius Carry III) en un mito aún mayor y a la entrañable Rhythm of the Night de DeBarge en poco menos que legendaria. Vanity no es que supiera actuar muy bien, pero quedaba muy guapa en la pantalla y tuvo la oportunidad de intentar demostrar que sí que sabía cantar. No convenció a muchos, pero todo indicaba que su carrera seguiría aceptablemente bien. Se anunció en su momento un remake con Samuel L. Jackson de malo, pero poco se supo desde entonces. Tras editar otro disco en 1986 de título Skin to Skin y con su mayor éxito en solitario Under the Influence, Vanity aparece en otra cinta, 52 Vive o Muere (1986) protagonizada por Roy Scheider y en la que interpretaba a una stripper, lo que daba la oportunidad de ver sus "encantos". La película, producida por la Cannon y dirigida por John Frankenheimer, se dejaba ver.
Y llegamos a 1988, año de estreno de una de las cintas de acción ochentera por la que servidor tiene más simpatía. Con la producción del todopoderoso Joel Silver, dirigida por el artesano del cine de acción curtido en episodios de El Equipo A Craig R. Baxley y protagonizada por Carl "Apollo Creed" Weathers, Acción Jackson proporcionaba hora y media de pura diversión a todo aquel que la alquilase en su videoclub de barrio de confianza. Porque en los cines fue un fracaso total. Otra vez más Vanity (que interpretaba a una yonki, en un papel que tristemente conocía a la perfección en esos años) básicamente ponía el físico mientras que las frases chistosas, los tiros y los golpes los servía Weathers. Siempre tendré en mi memoria esa escena final con Weathers entrando en la mansión del malo con el coche y subiéndolo por las escaleras hasta el dormitorio donde se produce la lucha final ("Veloz, ¡Más veloz!, ¡El más veloz!"). Al igual que en El Último Dragón, había escena de lucimiento vocal para Vanity. Que tampoco la aprovechó mucho.
A partir de ahí llegó su particular downward spiral, que diría el oscarizado Trent Reznor. Aunque no paró de salir en series televisivas como Corrupción en Miami, Historias de la Cripta o las adaptaciones a la pequeña pantalla de Los Inmortales o Viernes 13 y de intervenir en películas de baja estofa, las drogas se convirtieron en lo más importante para ella y su carrera musical se fue al garete. Posados para Playboy, romances turbulentos con Billy Idol, Adam Ant y sobre todo con Nikki Sixx de Mötley Crüe y el uso de cantidades ingentes de cocaína y crack fueron lo habitual hasta 1994, año en el que los médicos pronosticaron que la quedaban tres días de vida después de mucho tiempo de abuso de las drogas. Según su versión de los hechos, en el hospital donde estaba en cama con soporte vital se le apareció Jesucristo y éste le pidió que abandonase el nombre de Vanity. Convertida así en cristiana renacida, tiró todas las cintas de actuaciones y entrevistas que tenía en casa, se arrepintió públicamente de su imagen y modo de vida que llevaba y se convirtó en evangelista dando sermones en todas las iglesias y cadenas televisivas cristianas de Estados Unidos que la solicitasen. Dudo que se publiquen por estos lares sus memorias, que se publicaron el año pasado con el titulo Blame It on Vanity (Échale la culpa a Vanity). Hay quien afirma que de vez en cuando habla por teléfono con Prince, del cual afirma que fue "el único hombre al que quise".
***Post originalmente escrito aqui y revisado y corregido para la ocasión***
No hay comentarios:
Publicar un comentario