A principios de los años 40, un joven guionista y ayudante de dirección japonés ambicionaba dirigir su primera película. Estuvo buscando una historia que adaptar y un buen día se encontró un artículo en el periódico en el que se comentaba la novela de próxima aparición Sanshiro Sugata, del novelista Tsuneo Tomita, sobre las vicisitudes y pruebas que debe superar un joven aprendiz de judo en el siglo XIX. El futuro director tuvo una corazonada con la historia y pidió a los estudio Toho que le dejasen rodarla. Otros estudios querían comprar los derechos de la novela, señal de que la corazonada del futuro director podría traer el éxito. El mismo día que se publicó la novela, Toho compró los derechos. Akira Kurosawa ya podía escribir el guión y ponerse inmediatamente a dirigir su primera película, La Leyenda del Gran Judo.
El rodaje se inició el 13 de Diciembre de 1942 con Susumu Fujita como protagonista, un actor habitual del cine bélico propagandístico japonés de la época. Tocaba rodar la escena en que Sanshiro (Fujita) y su maestro Yano (Denjirô Ôkôchi) observaban a Sayo (Yukiko Todoroki), la hija de Murai (Takashi Shimura, el otro actor legendario que colaboró con Kurosawa, Mifune aparte) rezando por su padre en un santuario. Kurosawa estaba acostumbrado a su anterior trabajo como director de segunda unidad en otras películas y, por lo tanto, no estaba nervioso en su primer día de rodaje. Pero a la hora de gritar "acción" por primera vez como director "de verdad", su voz sonó un tanto rara. Ahí comenzó la carrera del, quizás, mejor director de la historia del cine. El rodaje transcurrió sin mayores incidencias excepto a la hora de rodar la justamente recordada escena del duelo final en la ladera de una montaña con fuerte viento. En un principio se rodó en estudio, pero a Kurosawa no le gustó lo que vio. Propuso a Toho rodar la crucial escena en exteriores y el estudio aceptó, otorgándole tres días de plazo. Los "dioses" fueron generosos y el viento sopló alegremente. Bastante más complicado fue obtener el visto bueno de los censores, que cortaron 17 minutos de metraje hoy dados por perdidos. Yasujiro Ozu, que trabajaba en la junta de censores, defendió la película y La Leyenda del Gran Judo se estrenó en Japón el 25 de Marzo de 1943 con notable éxito de público y crítica. En Occidente no se estrenaría hasta la década de los 70, cuando Kurosawa era ya una leyenda en vida del cine.
Hay quien definió La Leyenda del Gran Judo como un Karate Kid (1984) hecho por un "artista" y no le falta razón, sobre todo en la relación maestro-alumno. Vemos al principio como Sanshiro utiliza sus conocimientos de judo para reventar las fiestas de un pueblo, siendo un indisciplinado, con la consiguiente desaprobación de Yano, que se niega a seguir enseñándolo. Para demostrar su lealtad, Sanshiro se sumerge a un estanque agarrado a un palo durante todo el día. Consigue aguantar y se "ilumina" (con la visión de una flor de loto abriéndose ante sus ojos, en una nada sutil metáfora), pidiendo el perdón de su maestro. A partir de aquí, tendrá que combatir por tres veces con seguidores del jiu-jitsu en la lucha por ver qué arte marcial será la que utilice la policía de la ciudad: Con el peligroso Kodama (Ranko Hanai), con el ya mencionado y más benévolo de lo que parece a simple vista Murai, de cuya hija se enamora y, sobre todo, con Higaki (Ryunosuke Tsukigata), con el que mantendrá el duelo final.
Aun siendo una "primera película" y lamentando los cortes de censura teniendo que disimularlos con rótulos explicativos, se nota que Kurosawa hizo los deberes en su etapa de aprendizaje, sorprendiendo con detalles como por cómo ilustra el paso del tiempo a través de un zapato, por cómo "congela la imagen" tras el final de uno de los combates con los espectadores "congelados" como si de un cuadro se tratase y cómo rueda los combates. Donde otro hubiera tenido la tentación de exagerarlos, las peleas aquí son secas, realistas y sin perder tiempo con florituras. El uso de los elementos de la naturaleza para fines dramáticos, los barridos y el humanismo que caracterizaría la obra posterior de su director tienen su germen en esta película que quizás nos sepamos de memoria pero a la que Kurosawa vuelca todas las buenas enseñanzas que recibió, logrando 80 minutos que sin duda influenciaron en posteriores películas marciales. Tuvo multitud de remakes japoneses...y hasta su propia secuela oficial, de la que hablaremos en el siguiente post.
La Leyenda del Gran Judo fue editada por Filmax en su recomenabilísima colección (aunque falta de extras) "Maestros del cine japonés". En el extranjero está editada por Criterion, formando parte de un pack con las primeras películas de Kurosawa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario