La Filmoteca del Terrario

lunes, 25 de julio de 2011

LA SEMANA MÁS LARGA (18-24/07)


OBJETIVO MANHATTAN (aka NICK FURIA, AGENTE DE S.H.I.E.L.D.) (Nick Fury: Agent of S.H.I.E.L.D., Rod Hardy, 1998): Adaptación televisiva de las aventuras del personaje de Marvel de la que algunos dicen que era un episodio piloto para una serie que nunca se hizo. Escribe el guionista de Libertad Para Morir y la saga Blade David S. Goyer y producen Stan Lee y Avi Arad mucho antes de que se convirtieran en dos de los amos del Hollywood de hoy en día con sus millonarias películas de superhéroes. Lo mejor del asunto es su protagonista David Hasselhoff. Aunque a algunos les parezca una comedia, lo cierto es un perfecto Nick Furia con toques a lo Snake Pliskeen (y no solo en el parche en el ojo) y se lo pasa en grande en la tv-movie. Ojalá pudiera decirles que el resto está a la altura de su protagonista, pero la desgana, el aspecto barato de FX, decorados y demás acaban por inclinar la balanza en contra. ¿Soy el único que piensa que Hasselhoff se merece una oportunidad a lo grande y ser rescatado de las garras del frikerío que solo lo conoce por sus tróspidos y gloriosos videoclips en Youtube?


EL HOTEL ELÉCTRICO (Segundo de Chomón, 1908): Cada vez que alguien dice que gente como Zack Snyder es un "visionario" (como no sea en el aspecto de abusar del ralentí y la pantalla azul), siempre es bueno echar la vista atrás y recordar a gente que de verdad innovó con la narrativa y el lenguaje cinematográfico en tiempos anteriores a la fría era de los ordenadores. Por ejemplo, Segundo de Chomón, un aragonés que junto con el más famoso Georges Méliés realizaron los primeros cortos con argumento y efectos especiales. Su corto más famoso es el que nos ocupa, donde se mejoró y perfeccionó el sistema de "paso de manivela" (lo que vulgarmente se llama stop-motion) y se dibujaron en los fotogramas efectos de rayos. Una joya obligada para quien desee explorar la historia del cine.




CADA VER ES (Ángel García del Val, 1981): Una rareza del cine español que prácticamente no se vio en su momento y que con el tiempo ha adquirido cierto culto. Documental sobre Juan Espada del Coso, solitario encargado del depósito de cadáveres de la Universidad de Valencia allá por 1981. Variada selección musical (de Pendercki a Bernard Herrmann), recursos de película "arty" (inserto de imágenes de Los Pájaros incluidos) e imágenes que se quedan en la retina, como el tétrico comienzo, la piscina de formol con cadáveres y cuerpos varios de todas las edades. El director Ángel García del Val consigue un documental "fascinante", por decirlo así, pero les advierto que la copia que vi es tróspida a más no poder (Deficientísimo sonido e imagen de purito vhs ochentero). Evidentemente, no apto para todos los estómagos. Del mismo "género", también tienen otra rareza como la centroeuropea Camino del Edén.




LA COMTESSE NOIRE (Les Avaleuses, Jesús Franco, 1973): El primer papel protagonista de Lina Romay en una película de Jesús Franco. Encarna a una vampira que necesita del semen y sangre de sus víctimas...y ese es básicamente el argumento, con Lina trincándose a hombres, mujeres y hasta almohadas por igual en escenas de puro softcore (en algunos montajes de la cinta se insertaron planos hard). Eternamente desnuda, salvo por una capa, botas y cinturón, tiene su mejor momento justo en su presentación saliendo de la niebla y del bosque de Madeira, avanzando hacia la cámara de su futuro compinche cinematográfico/personal Franco, el cual se regodea (y nosotros con él) en la por aquel entonces espléndida anatomía de la actriz. El tema del Eros y el Thanatos en su máxima expresión para una película que va de la fascinación al sopor con un epílogo metafórico donde por fin la vampira aparece totalmente vestida. El siempre estupendo Jack Taylor mostrándolo "todo" y Franco en un crucial papel secundario completan el reparto. Machacona banda sonora de Daniel J. White.








UNDERWORLD (George Pavlou, 1985): El pobre Clive Barker escribió esta historia de chica del gángster raptada por criaturas subterráneas con su ex contratado para rescatarla. El director George Pavlou, firmante también de otro desastre con libreto de Barker que atiende por Rawhead Rex, intenta suplir su manifiesta falta de talento jugando a ser el Ridley Scott/Alan Parker esteticista del pobre (luz azulada, neones) sin conseguirlo, provocando en el sufrido espectador sopor. En el último cuarto de hora se intenta obsequiarnos con el gore y monstruitos de rigor, pero justo en ese momento es cuando uno se pregunta: "Total...¿para qué?" Una cosa positiva: Clive Barker acabó tan cabreado con los resultados de las dos películas que en ese momento decidió que dirigiría y/o supervisaría las adaptaciones al cine de sus propias historias. Así surgieron Hellraiser, Razas de Noche o Candyman.


LA REBELIÓN DE LAS MUERTAS (León Klimovsky, 1973) Paul Naschy escribe y protagoniza con León Klimovsky en labores de dirección una psicotrónica historia de magia hindú, vudú, muertas vivientes, asesinos enmascarados, gurús y hasta el mismísimo Señor de las Tinieblas. El bueno de Molina se reserva hasta tres papeles en una muestra de versatilidad/egocentrismo (dependiendo a quien pregunten por la cinta)...aunque encarne al gurú hindú más improbable desde Marlon Brando en Candy. La historia va perdiendo fuelle, se recrea poco convincentemente Londres (planos de archivo y rodaje en estudio) y la banda sonora no pega ni con loctite (jazz a lo "Disco Stu"), pero en el estado de ánimo adecuado divierte. 







LAS ORGÍAS INCONFESABLES DE EMMANUELLE (Jesús Franco, 1982) Uno de los softscores que Jesús Franco rodó a principios de los 80 para Golden Films. Cuenta el "Tío Jess" que los productores le obligaron a poner el "Emmanuelle" en el título por aquello de que el nombre era sinónimo de éxito de taquilla y reclamo para multitud de espectadores curiosos/morbosos. En vez de erotismo, lo que hay aquí es aburrimiento a raudales con polvos (fingidos, que para eso es un soft) rodados con desgana y de duración inacabable. Cosas a rescatar: El comienzo en la casa de muñecos de cera, el impagable personaje de Tony Skios parodiando la típica imagen de macho ibérico (santiguándose antes de "entrar en acción") y la música de Daniel J. White. El paso del soft al hard (o sea porno puro y duro) para Jess estaba a la vuelta de la esquina. Ah, y de orgías en la peli...nada. Para curtidos.




A QUEMARROPA (Point Blank, John Boorman, 1967) ¿La "nouvelle vague" meets las "macho pictures"? Pues si. John Boorman (señor que bien se merece una reevaluación y estudio concienzudo de su carrera) pone patas arriba el cine noir y sus arquetipos y lugares comunes al tiempo que obsequia a Lee Marvin con el papel de su vida (nota: un actor no necesita hacer el numerito del Actor's Studio ni realizar parlamentos grandilocuentes para realizar grandes interpretaciones. A veces menos es más). Puede verse como película de acción, pero resulta más divertido volver a verla repasando las capas de lectura que ofrece. Narración fragmentada, nightclubs psicodélicos, una deliciosa Angie Dickinson como femme fatale, peleas badass y un magnífico uso de las localizaciones de Alcatraz y L.A. para un titulo seminal del neo noir del cual muchos futuros directores pillarían cacho (¿a que sí, Soderbergh?). Mel Gibson hizo el remake Payback, que está bastante entretenido como peli de "hostias y tiros"...pero que definitivamente juega en ligas inferiores. 






EL FRANCOTIRADOR (Carlos Puerto, 1977) Una suerte de Taxi Driver castizo, prostituta incluida. A un relojero de pueblo y viudo (Paul Naschy alejado de hombres lobo y criaturas sobrenaturales) le mata su hija un coche oficial que evitaba un atentado. Afectado, decide cargarse al mismísimo Franco (de ahí el título; je je je), trasladándose a Madrid para preparar el magnicidio el 1 de Mayo, día de la Demostración Sindical en el Santiago Bernabéu. En sus andanzas por la capital se topará con una prostituta de buen corazón y mejores atributos físicos (Blanca Estrada; sobra decir que no faltarán las ya clásicas escenas de cama) y un grupo terrorista que lo usará para sus propios fines. La cinta consigue mantener el interés durante buena parte del metraje con ambientación thriller y una buena actuación de Naschy. Es en la segunda mitad cuando comienzan las señales de flaqueza de la película, centrándose en la historia de amor con la prostituta y postalitas varias con paseos por barca en el Retiro y escenas de cama sobreiluminadas. Menos mal que el director debutante Carlos Puerto consigue remontar con un final de lograda tensión. Rodada en 1977 con el cine español con carta blanca para hacer lo que justo dos años antes no se podía hacer, a Carlos Puerto y Naschy les llegaron amenzas de ultraderechistas durante el rodaje (la masacre de los abogados de Atocha les pilló en mitad del mismo para añadir más tensión si cabe) que finalmente acabaron en nada. A recuperar para ver al licántropo haciendo otras cosas y para los estudiosos del cine español.

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