Seguramente sea el título que nos ocupa la cinta más conocida en este país de Jesús Franco, quien se propuso una meta que ni él mismo debía creerse durante el rodaje: Realizar la primera adaptación fiel de la obra maestra de Bram Stoker, cuyas adaptaciones cinematográficas nunca han sido fieles al 100%, ni siquiera el afamado Drácula de Coppola (1992), al que la gente que no se tomó la molestia de leer la novela considera la representación más fiel. Con la financiación a cargo principalmente del pintoresco productor inglés Harry Allan Towers además de productoras italianas, alemanas y españolas, se eligió a un reparto de ensueño: Para encarnar al Conde transilvano, la elección de Christopher Lee fue obvia debido a sus anteriores colaboraciones con Franco y su estrecho vínculo con el personaje, si bien el inglés ya estaba cansado del personaje (pronto comenzaría a hartarse del personaje hasta el punto de negarse a hablar de él en entrevistas o firmar autógrafos con su figura chupeteando cuellos). Para convencerlo, Franco le aseguró que sería la primera adaptación fiel del personaje. Con eso y su amistad con Alan Towers, acabó aceptando. La primera opción de Franco para Van Helsing era Vincent Price, pero éste tenía un férreo contrato con la American International Pictures. La segunda opción, Dennis Price, estaba enferma. La tercera opción sí estaba disponible, Herbert Lom. Para Renfield, el mejor acierto de casting: Klaus Kinski, del que cuenta la leyenda que rodó sus escenas sin saber a qué película iba a pertenecer pero que el propio Franco desmintió. Para Quincey Morris, el incombustible Jack Taylor. Para Harker, Fred Williams. Y para Mina y Lucy, Maria Rohm y la malograda Soledad Miranda que comenzó aquí su ciclo de películas con Franco que la convertirían en mito.
Rodada en 51 dias a finales de 1969 en Barcelona, Alicante y Munich por castillos y localizaciones reales a excepción de las escenas en el manicomio con Kinski rodadas en estudio, hay que destacar que durante el rodaje ni Lee ni Lom ni Kinski compartieron día de rodaje o plano alguno, siendo resueltas sus secuencias a base de contraplanos, todo un logro de la película al hacernos creer que sí que están los personajes juntos. Durante el rodaje, Pere Portabella filmó no un making of al uso, sino una especie de experimento llamado Vampyr-Cuadecuc (1970) casi mudo y que hoy en día está considerado objeto de culto (pueden verse algunos extractos en Youtube). El Conde Drácula franquiano no tuvo una gran distribución aunque, como suele ocurrir con el cine de Franco, adquirió la condición de "película de culto" gracias a la fama de su director y el reparto all-star de la cinta.
Por mucho que el rótulo inicial nos informe de que esta película represente por primera vez con absoluta fidelidad la novela de Stoker , la realidad es que esa promesa solo se mantiene en líneas generales en la primera media hora, que resulta ser lo mejor de la película. La llegada al castillo de Harker en el carruaje atravesando el oscuro bosque infestado de lobos, el conde recordando los orígenes de sus ancestros o las "novias" de Drácula a punto de atacar a un desmayado Harker interviniendo el conde para ofrecerlas un bebé están cargadas de una atmósfera tétrica y malsana que dan la impresión de que la hora siguiente estará a la misma altura. Pero el escaso presupuesto (que se nota sobre todo en los efectos especiales en la escena de los animales disecados, los pastores alemanes que pretenden ser lobos o ese murciélago con hilos que canta la traviata), el interés decreciente y el progresivo aumento de zooms característicos de Franco acaban haciendo de la película una cinta irregular, pero con virtudes que justifican su visionado. Dos son los actores que destacan: Klaus Kinski en un sorprendente underplaying en un papel que se prestaba para que hiciera "su numerito" y que acaba siendo un Renfield memorable casi mudo y comiendo moscas y Soledad Miranda como la desdichada Lucy siendo seducida y mordida por Drácula y atrayendo niñas para hincarles el diente.
Por mucho que el rótulo inicial nos informe de que esta película represente por primera vez con absoluta fidelidad la novela de Stoker , la realidad es que esa promesa solo se mantiene en líneas generales en la primera media hora, que resulta ser lo mejor de la película. La llegada al castillo de Harker en el carruaje atravesando el oscuro bosque infestado de lobos, el conde recordando los orígenes de sus ancestros o las "novias" de Drácula a punto de atacar a un desmayado Harker interviniendo el conde para ofrecerlas un bebé están cargadas de una atmósfera tétrica y malsana que dan la impresión de que la hora siguiente estará a la misma altura. Pero el escaso presupuesto (que se nota sobre todo en los efectos especiales en la escena de los animales disecados, los pastores alemanes que pretenden ser lobos o ese murciélago con hilos que canta la traviata), el interés decreciente y el progresivo aumento de zooms característicos de Franco acaban haciendo de la película una cinta irregular, pero con virtudes que justifican su visionado. Dos son los actores que destacan: Klaus Kinski en un sorprendente underplaying en un papel que se prestaba para que hiciera "su numerito" y que acaba siendo un Renfield memorable casi mudo y comiendo moscas y Soledad Miranda como la desdichada Lucy siendo seducida y mordida por Drácula y atrayendo niñas para hincarles el diente.
Lee es la encarnación perfecta del conde, aunque aquí se le de poco tiempo de metraje (en la novela de Stoker tampoco aparecía mucho, pero su presencia rondaba el relato) para dedicarnos su mirada de rojo sangre y, en comparación con las películas de la Hammer, se le vea aburrido si exceptuamos la mencionada escena donde explica sus orígenes. Un acierto: se ve al personaje volviéndose más joven a medida que pasa el tiempo, detalle incluido en la novela de Stoker. La fascinante música de Bruno Nicolai a golpe de cítara contribuye a crear desasosiego en una obra más sobria y alejada de los efectismos y desbarres de su director y recomendable (con sus reparos) como uno de los títulos ideales para aquel que no se sienta especialmente atraído por su controvertido director y quiera empezar con algo "ligerito". Aunque los "franquistas" sepamos que Franco tiene mejores cintas con más chicha para morder.
El Conde Drácula está editada por Divisa en una edición manifiestamente mejorable. La mejor edición hasta la fecha es la de Dark Sky Films con una entrevista de media hora a Franco, Lee leyendo extractos de la novela de Stoker y un texto sobre Soledad Miranda. Vampyr-Cuadecuc ni viene como extra ni está editada en DVD mientras escribo esto.
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