La Filmoteca del Terrario

lunes, 25 de julio de 2011

LA SEMANA MÁS LARGA (18-24/07)


OBJETIVO MANHATTAN (aka NICK FURIA, AGENTE DE S.H.I.E.L.D.) (Nick Fury: Agent of S.H.I.E.L.D., Rod Hardy, 1998): Adaptación televisiva de las aventuras del personaje de Marvel de la que algunos dicen que era un episodio piloto para una serie que nunca se hizo. Escribe el guionista de Libertad Para Morir y la saga Blade David S. Goyer y producen Stan Lee y Avi Arad mucho antes de que se convirtieran en dos de los amos del Hollywood de hoy en día con sus millonarias películas de superhéroes. Lo mejor del asunto es su protagonista David Hasselhoff. Aunque a algunos les parezca una comedia, lo cierto es un perfecto Nick Furia con toques a lo Snake Pliskeen (y no solo en el parche en el ojo) y se lo pasa en grande en la tv-movie. Ojalá pudiera decirles que el resto está a la altura de su protagonista, pero la desgana, el aspecto barato de FX, decorados y demás acaban por inclinar la balanza en contra. ¿Soy el único que piensa que Hasselhoff se merece una oportunidad a lo grande y ser rescatado de las garras del frikerío que solo lo conoce por sus tróspidos y gloriosos videoclips en Youtube?


EL HOTEL ELÉCTRICO (Segundo de Chomón, 1908): Cada vez que alguien dice que gente como Zack Snyder es un "visionario" (como no sea en el aspecto de abusar del ralentí y la pantalla azul), siempre es bueno echar la vista atrás y recordar a gente que de verdad innovó con la narrativa y el lenguaje cinematográfico en tiempos anteriores a la fría era de los ordenadores. Por ejemplo, Segundo de Chomón, un aragonés que junto con el más famoso Georges Méliés realizaron los primeros cortos con argumento y efectos especiales. Su corto más famoso es el que nos ocupa, donde se mejoró y perfeccionó el sistema de "paso de manivela" (lo que vulgarmente se llama stop-motion) y se dibujaron en los fotogramas efectos de rayos. Una joya obligada para quien desee explorar la historia del cine.




CADA VER ES (Ángel García del Val, 1981): Una rareza del cine español que prácticamente no se vio en su momento y que con el tiempo ha adquirido cierto culto. Documental sobre Juan Espada del Coso, solitario encargado del depósito de cadáveres de la Universidad de Valencia allá por 1981. Variada selección musical (de Pendercki a Bernard Herrmann), recursos de película "arty" (inserto de imágenes de Los Pájaros incluidos) e imágenes que se quedan en la retina, como el tétrico comienzo, la piscina de formol con cadáveres y cuerpos varios de todas las edades. El director Ángel García del Val consigue un documental "fascinante", por decirlo así, pero les advierto que la copia que vi es tróspida a más no poder (Deficientísimo sonido e imagen de purito vhs ochentero). Evidentemente, no apto para todos los estómagos. Del mismo "género", también tienen otra rareza como la centroeuropea Camino del Edén.




LA COMTESSE NOIRE (Les Avaleuses, Jesús Franco, 1973): El primer papel protagonista de Lina Romay en una película de Jesús Franco. Encarna a una vampira que necesita del semen y sangre de sus víctimas...y ese es básicamente el argumento, con Lina trincándose a hombres, mujeres y hasta almohadas por igual en escenas de puro softcore (en algunos montajes de la cinta se insertaron planos hard). Eternamente desnuda, salvo por una capa, botas y cinturón, tiene su mejor momento justo en su presentación saliendo de la niebla y del bosque de Madeira, avanzando hacia la cámara de su futuro compinche cinematográfico/personal Franco, el cual se regodea (y nosotros con él) en la por aquel entonces espléndida anatomía de la actriz. El tema del Eros y el Thanatos en su máxima expresión para una película que va de la fascinación al sopor con un epílogo metafórico donde por fin la vampira aparece totalmente vestida. El siempre estupendo Jack Taylor mostrándolo "todo" y Franco en un crucial papel secundario completan el reparto. Machacona banda sonora de Daniel J. White.








UNDERWORLD (George Pavlou, 1985): El pobre Clive Barker escribió esta historia de chica del gángster raptada por criaturas subterráneas con su ex contratado para rescatarla. El director George Pavlou, firmante también de otro desastre con libreto de Barker que atiende por Rawhead Rex, intenta suplir su manifiesta falta de talento jugando a ser el Ridley Scott/Alan Parker esteticista del pobre (luz azulada, neones) sin conseguirlo, provocando en el sufrido espectador sopor. En el último cuarto de hora se intenta obsequiarnos con el gore y monstruitos de rigor, pero justo en ese momento es cuando uno se pregunta: "Total...¿para qué?" Una cosa positiva: Clive Barker acabó tan cabreado con los resultados de las dos películas que en ese momento decidió que dirigiría y/o supervisaría las adaptaciones al cine de sus propias historias. Así surgieron Hellraiser, Razas de Noche o Candyman.


LA REBELIÓN DE LAS MUERTAS (León Klimovsky, 1973) Paul Naschy escribe y protagoniza con León Klimovsky en labores de dirección una psicotrónica historia de magia hindú, vudú, muertas vivientes, asesinos enmascarados, gurús y hasta el mismísimo Señor de las Tinieblas. El bueno de Molina se reserva hasta tres papeles en una muestra de versatilidad/egocentrismo (dependiendo a quien pregunten por la cinta)...aunque encarne al gurú hindú más improbable desde Marlon Brando en Candy. La historia va perdiendo fuelle, se recrea poco convincentemente Londres (planos de archivo y rodaje en estudio) y la banda sonora no pega ni con loctite (jazz a lo "Disco Stu"), pero en el estado de ánimo adecuado divierte. 







LAS ORGÍAS INCONFESABLES DE EMMANUELLE (Jesús Franco, 1982) Uno de los softscores que Jesús Franco rodó a principios de los 80 para Golden Films. Cuenta el "Tío Jess" que los productores le obligaron a poner el "Emmanuelle" en el título por aquello de que el nombre era sinónimo de éxito de taquilla y reclamo para multitud de espectadores curiosos/morbosos. En vez de erotismo, lo que hay aquí es aburrimiento a raudales con polvos (fingidos, que para eso es un soft) rodados con desgana y de duración inacabable. Cosas a rescatar: El comienzo en la casa de muñecos de cera, el impagable personaje de Tony Skios parodiando la típica imagen de macho ibérico (santiguándose antes de "entrar en acción") y la música de Daniel J. White. El paso del soft al hard (o sea porno puro y duro) para Jess estaba a la vuelta de la esquina. Ah, y de orgías en la peli...nada. Para curtidos.




A QUEMARROPA (Point Blank, John Boorman, 1967) ¿La "nouvelle vague" meets las "macho pictures"? Pues si. John Boorman (señor que bien se merece una reevaluación y estudio concienzudo de su carrera) pone patas arriba el cine noir y sus arquetipos y lugares comunes al tiempo que obsequia a Lee Marvin con el papel de su vida (nota: un actor no necesita hacer el numerito del Actor's Studio ni realizar parlamentos grandilocuentes para realizar grandes interpretaciones. A veces menos es más). Puede verse como película de acción, pero resulta más divertido volver a verla repasando las capas de lectura que ofrece. Narración fragmentada, nightclubs psicodélicos, una deliciosa Angie Dickinson como femme fatale, peleas badass y un magnífico uso de las localizaciones de Alcatraz y L.A. para un titulo seminal del neo noir del cual muchos futuros directores pillarían cacho (¿a que sí, Soderbergh?). Mel Gibson hizo el remake Payback, que está bastante entretenido como peli de "hostias y tiros"...pero que definitivamente juega en ligas inferiores. 






EL FRANCOTIRADOR (Carlos Puerto, 1977) Una suerte de Taxi Driver castizo, prostituta incluida. A un relojero de pueblo y viudo (Paul Naschy alejado de hombres lobo y criaturas sobrenaturales) le mata su hija un coche oficial que evitaba un atentado. Afectado, decide cargarse al mismísimo Franco (de ahí el título; je je je), trasladándose a Madrid para preparar el magnicidio el 1 de Mayo, día de la Demostración Sindical en el Santiago Bernabéu. En sus andanzas por la capital se topará con una prostituta de buen corazón y mejores atributos físicos (Blanca Estrada; sobra decir que no faltarán las ya clásicas escenas de cama) y un grupo terrorista que lo usará para sus propios fines. La cinta consigue mantener el interés durante buena parte del metraje con ambientación thriller y una buena actuación de Naschy. Es en la segunda mitad cuando comienzan las señales de flaqueza de la película, centrándose en la historia de amor con la prostituta y postalitas varias con paseos por barca en el Retiro y escenas de cama sobreiluminadas. Menos mal que el director debutante Carlos Puerto consigue remontar con un final de lograda tensión. Rodada en 1977 con el cine español con carta blanca para hacer lo que justo dos años antes no se podía hacer, a Carlos Puerto y Naschy les llegaron amenzas de ultraderechistas durante el rodaje (la masacre de los abogados de Atocha les pilló en mitad del mismo para añadir más tensión si cabe) que finalmente acabaron en nada. A recuperar para ver al licántropo haciendo otras cosas y para los estudiosos del cine español.

domingo, 24 de julio de 2011

"CHANGELING": Got to get your finest out


En el año 2007 se publicó la autobiografía de un Michael Gordon Oldfield que por aquel entonces estaba enfrascado en la creación de su último álbum (por ahora) Music of the Spheres. La música clásica era lo último que le faltaba por hacer e insinuó una posible retirada del negocio musical, por lo que muchos nos temimos que con este libro y el disco se pusiera la campanada final a su carrera. Parece que no es así: en los últimos años se dedica a remasterizar sus discos ahora que el catálogo de la Virgin Records le vuelve a pertenecer mientras que su mujer Fanny Oldfield realizó unas declaraciones en las que aseguraba que su marido estaba empezando a trabajar en su retiro dorado de las Bahamas en un nuevo álbum de título provisional Telecaster (¿otro álbum conceptual con las guitarras como protagonistas como aquel de esclarecedor título Guitars?). En cualquier caso, con la publicación de Changeling, Oldfield daba carpetazo a una parte de su vida y abría una nueva página para formar una nueva familia con Fanny y dos hijos mientras que en entrevistas futuras se negaba a contestar preguntas que emepezasen con un "¿Why"? (¿Por qué?) al tiempo que se ponía echo un basilisco. Actitud maleducada la del nativo de Reading injustificable...aunque comprensible leyendo el libro.


Justo cuando acabó de publicar Tubular Bells en 1973, Oldfield concedió una entrevista a Melody Maker. Primera pregunta del periodista: "¿Por qué escribió Tubular Bells?". Oldfield se quedó 20 minutos en silencio sin saber qué contestar. El resto de la entrevista continuó por los mismos cauces y mismas preguntas que emepzaban por Why?. Para Oldfield fue muy doloroso que el mundo quisiera saber tantos detalles sobre su vida y obra y decidió no conceder entrevistas jamás de los jamases, perdiendo así la oportunidad de ser el portavoz de una revolución musical heredera del idealismo de los años 60 y de la que muchos críticos y expertos coincidían en señalar a Tubular Bells como su culminación y consagración. Para comprender la reclusión del joven Oldfield, hay que remontarse a su infancia y adolescencia desdichada, con todo tipo de fobias desarrollándose y con su familia haciendose pedazos, sobre todo a raíz del nacimiento de un hermano con síndrome de Down que falleció prematuramente, a raíz de lo cual su madre Maureen acabó adicta al alcohol y barbituricos. El único refugio para Oldfield era su pasión por la música, con la que tocando temas folks en pubs obtuvo aplausos y reconocimiento del público. No tardaría en abandonar la escuela para formar con su hermana Sally el dúo Sallyangie, con el que grabaron el disco Children of the Sun allá por 1968. Por cierto, que en esa época Oldfield conoció al mismísimo Mick Jagger debido a que su novia Marianne Faithfull era íntima amiga de Sally. El dúo no duró mucho y Oldfield se unió al sinpar Kevin Ayers y su Whole World Band como bajista. Allí trabó amistad con el teclista David Bedford, figura esencial en los primeros tiempos Oldfieldianos.


En los ratos libres que sus ocupaciones con la banda le permitían, Oldfield se concentraba en hacer su propia música. Cuando puso la demo de lo que luego sería Tubular Bells a sus compañeros de banda, la reacción fue negativa con la excepción de Bedford. La llevó a un buen número de casas discográficas pero la respuesta era la misma: no era "material comercial". Hasta llamó al legendario John Peel para ver si la podía emitir en su programa, pero la demo nunca llegó a la emisora. Oldfield llegó a pensar a irse a vivir a la Unión Soviética al tiempo que trabajaba como bajista en las representaciones del musical Hair en Londres y era músico de sesión para Arthur Louis en The Manor, un estudio de grabación montado en una mansión en pleno campo. Pero en esas grabaciones con Louis es cuando conoce a los ingenieros Simon Heyworth y Tom Newman, quienes escuchan la demo y quedan encantados. Oldfield les pregunta si podría grabar en The Manor y los ingenieros le contestan que primero deben hablar con el propietario, un tal Richard Branson. Mandan la demo a sus oficinas y Branson queda para una reunión con Oldfield donde le pregunta qué es lo que necesita para empezar a grabar. Oldfield facilita la lista de instrumentos y material técnico a Branson y éste le concede una semana para que empiece a grabar la primera parte de su música.


Como el libro explica al detalle la grabación de Tubular Bells y hay un montón de páginas web dedicadas al tema, nos limitaremos a decir que entre los títulos que se barajaron estaban los de Opus One y Breakfast in Bed y que todas las compañías discográficas a las que se ofreció el disco lo rechazaron. Branson tuvo la idea de ser él mismo quien distribuyera el disco creando Virgin Records a tal efecto. Branson sugiere (por no decir que obligó) a Oldfield que el disco debería interpretarse en directo, por lo que organiza una función en el Queen Elizabeth Hall. Un Oldfield con sus fobias e inseguridades a cuestas exige a cambio el Bentley de Branson, a lo que el barbudo tycoon accede. Mick Jagger en el backstage es el encargado de animar a un aterrorizado Mike y el concierto se desarrolla sin problemas, pero con un Oldfield descontento, según él, por cuán diferente y peor sonaba Tubular Bells en directo en contraste con su versión en estudio. La experiencia lo volvió peor de lo que ya estaba. Al mismo tiempo, Mike firma un contrato leonino con la Virgin que lo ata para 10 discos y muy pocos royalities a cambio. Branson se había convertido en una especie de figura paterna y tenía miedo de perderla. Comenzaron a llegar las primeras críticas entusiastas al disco y las ventas comenzaron a aumentar poco a poco. El boom definitvo llega cuando un William Friedkin que acababa de despedir de malas maneras a Lalo Schifrin durante la post-producción de El Exorcista (The Exorcist, 1973) empieza a poner un disco tras otro mientras ve en la moviola las imágenes de su película. Pone en el tocadiscos el Tubular y suenan los famosos compases de piano. Una nana para Regan al tiempo que una música misteriosa que va como anillo al dedo para la cinta. Llamada de la Warner a las oficinas de la Virgin para pedir permiso para usar la música y un Branson oliéndose dinero fresco lo concede sin consultar antes a Mike. El Exorcista se convierte en una de las películas más taquilleras de todos los tiempos y el fenómeno Tubular explota en todo el mundo. Cuando Oldfield vio la película muchos años después, rió a carcajadas.


Para pocas carcajadas estaba en 1974 con su madre de mal en peor y distanciado con su padre. Se retiró a la campiña inglesa y fue presionado por Branson para que hiciera otro disco y rápido. De mala gana se pone a grabar Hergest Ridge, inspirado por el cerro y ambiente bucólico en que se encontraba. Fue número 1 en las listas de U.K. durante tres semanas y apeado del primer puesto por...Tubular Bells, convirtiéndose así en el tercer artista en ser "derrotado" de esta manera tras Bob Dylan y The Beatles. Un Oldfield peligrosamente adicto al alcohol exige tener su propio estudio en su nueva casa y Virgin le da todo lo que le pide para empezar a grabar Ommadawn. Al contrario que con Hergest, Oldfield está pletórico de ideas y graba en euforia hasta que su hermana Sally le comunica el fallecimiento de su madre. Hundido, graba el apoteósico final de la primera parte del disco. El resto de la grabación, con Paddy Moloney de artista invitado, transcurre tranquilamente y Ommadawn es otro éxito, aunque menor que el de los dos discos anteriores. Oldfield se dedica durante una buena temporada a malgastar su fortuna en caprichos caros y en aislarse del mundo exterior. El furor punk se adueña del país y los músicos como Oldfield son considerados "dinosaurios" y ridiculizados en la prensa. Todo esto le pilla por sorpresa mientras Virgin cambia de mentalidad empresarial, se olvida de los "artistas alternativos" y empieza a fichar grupos punks, sobre todo a los Sex Pistols. Una delegación de la compañía se dirige a la mansión de Oldfield a escuchar los primeros 20 minutos de su nueva obra Incantations y deciden que Oldfield es historia. Nadie querrá ya escuchar esa música "pasada de moda".


Oldfield oye hablar de unos seminarios que imparte un tal Robert D'aubigny basados en la exégesis que piensa que le servirán para superar sus fobias y ataques de pánico. Se presenta en un hotel habilitado para el seminario con la identidad falsa de "Mick" y durante tres días se "cura", con una recreación literal de su nacimiento doloroso que es donde él cree que vienen sus problemas. Parece que, como el Alex de Large de La Naranja Mecánica (A Clockwork Orange, Stanley Kubrick, 1971), estaba "cured all right". Con su mentalidad cambiada y tras finalizar Incantations concede entrevistas, se lanza a su primera gira europea con una orquesta al completo incluida, toma clases de pilotaje de avionetas y hasta posa desnudo en una revista. Oldfield volaba en una nube de la que bajó cuando se quedó en números rojos tras la cara gira. Una ruina a la que puso fin con el lanzamiento del doble álbum en directo Exposed y comenzando a publicar música más a la moda de finales de los 70. Por ejemplo el single discotequero Guilty, que nadie se esperaba y donde colaboró Steve Winwood. En discos como Platinum y QE2 pediría ayuda constante a los músicos de sesión y a productores al quedarse sin ideas. Un accidentado viaje en avión por los Pirineos en plena tormenta durante la gira del QE2 le da la inspiración para Five Miles Out. Poco después con la ayuda del batería y productor Simon Phillips comienza a grabar lo que sería el Moonlight Shadow en una ardua tarea de grabación donde todo el mundo estaba en el lugar y momento adecuado. Éxito inmenso en toda Europa, incluso en U.K. Tras renegociar aquel contrato férreo con una mejora de los royalities y dando a Virgin tres discos más, Richard Branson le pide que sus discos posteriores sean como el exitoso Crises con profusión de canciones, pero el éxito de Moonlight Shadow no se repitió. Las relaciones con la compañía eran inexistentes y, con la excepción de su banda sonora para Los Gritos del Silencio (The Killng Fields, Roland Joffé, 1984) y el Amarok de 1990, no consigue trabajar con plena libertad. Antes la negativa de llamar a Amarok el más comercial Tubular Bells II, Virgin se niega a promocionar el disco. La libertad llegaría en 1991 (Mike lloró la Nochevieja de 1990 sintiéndose libre) con la publicación del Heaven's Open, que como el fan sabe culminaba con un "fuck off".


Asociándose con Trevor Horn en labores de producción, Oldfield graba en Los Angeles Tubular Bells II para su nueva compañía Warner. Huelga decir que Mike saboreó de nuevo las mieles del éxito...y que no volvería a repetirse. Entre discos que pasan desapercibidos, una estancia en Ibiza de la que pasa por puntillas los motivos de su abandono de la isla (excesos con las drogas e incidentes varios), un macroconcierto en Berlín para celebrar la llegada del nuevo milenio en donde un eufórico Mike toca para cientos de miles de alegres alemanes en un hecho que en los 70 sería incapaz de hacer, experimentos con la realidad virtual y videojuegos, regrabaciones innecesarias de su primer disco y la consecución de su ansiada felicidad con su nueva familia mientras lamenta la degradación de la cultura en general y de la música en particular ponen punto final a una autobiografía escrita con la ayuda de Jon Collins (se utilizó la clásica formula de extensa entrevista y narración novelada de las respuestas). Hay que advertir que su núcleo principal son los primeros años de Oldfield y la grabación de sus primeros cuatro discos, las llamadas "opus". A partir de Incantations, Oldfield se detiene muy poco (con la excepción de Moonlight Shadow y un poquito la grabación de The Killing Fields) en su discografía posterior tratándola casi de pasada (al igual que con sus relaciones sentimentales y sus hijos, a los que ni siquiera pone nombre en el libro para preservar su intimidad), poniéndo más énfasis en aspectos de su personalidad y vida privada, como su consumo de LSD en su juventud que le valió un buen susto, opiniones sobre la psiquiatría y su fallida aventura a la hora de crear una fundación para personas que no podían pagarse tratamientos psiquiátricos, sus andanzas en la avioneta, la vez que fue poseedor de un león teniendo posibilidades de ser devorado y un muy divertido viaje en globo con Richard Branson. Un libro que sirve como complemento para quien quiera saber más sobre el incomprendido Oldfield, pero que en absoluto es el libro definitivo sobre su figura. Libro que aún está por escribirse.




lunes, 18 de julio de 2011

LA SEMANA MÁS LARGA (11-17/07)


Tomo prestado el título de la excelente historia de Superlópez para una nueva sección en la que, cada Lunes, servidor comentará de manera breve las películas que va viendo la semana anterior. La idea no es nueva. En los excelentes blogs que deben visitar sí o sí Moon in the Gutter y Esbilla Cinematográfica Popular llevan haciendo esto durante una buena temporada, aunque la periodicidad varía: Uno cada mes y otro cada 15 días. He tomado ejemplo y me animo a escribir mis impresiones sobre lo visto en el Facebook del blog primero y en este rincón después. Manos a la obra.


SUPERAGENTE 86 DE PELÍCULA (Get Smart, Peter Segal, 2008): Adpatación cinematográfica de las entrañables aventuras televisivas del agente Maxwell Smart rodada con el habitual despliege de medios que caracterizan los remakes, reboots y demás sacacuartos que usa Hollywood. Un acertado reparto donde destacan Steve Carrell en el papel protagonista, una Anne Hathaway que llama la atención de la cámara sin mucho esfuerzo y un James Caan haciendo de trasunto del ex-presidente Bush Jr. con meteduras de pata lingüisticas incluidas para una producción anodina en lineas generales a la que salvan algunos chistes efectivos, ver a Terence Stamp ganarse el té haciendo de villano y el cameo de Bill Murray. Como diría Sananda Maitreya en su anterior encarnación como Terence Trent D'arby: Neither fish nor flesh.

ATRAPADO POR AMOR (Serious Moonlight, Cheryl Hines, 2009): El último guión que escribió Adrienne Shelly (La Camarera) antes de morir. Y con pinta de ser el primer borrador del guión, con vistas a una necesitada pulida. Meg Ryan y su botox, acompañada por Timothy Hutton, Kirsten Bell y Justin Long en un amago de comedia negra sobre una abogada que, tras descubrir que su marido la dejará por otra mujer más joven y atractiva, lo noqueará y atará a un water, intentando recuperar su amor. Dirección plana y televisiva de Cheryl Hines, personajes tirando a antipáticos y un progresivo desinterés para una oportunidad desperdiciada. Vean mejor La Camarera o recuperen los trabajos de Shelly como actriz a las ordenes de Hal Hartley (La Increíble Verdad, Trust). Dura sólo 80 minutos.



EL JOROBADO DE LA MORGUE (Javier Aguirre, 1973) Una de las mejores películas de Jacinto Molina/Paul Naschy con nuestro licántropo nacional encarnando al jorobado Gotho, al que todo el mundo humilla (burlas, críos tirándole piedras). Una chica enferma de la que se enamora muere y Gotho acaba en contacto con un mad doctor para que la reviva, pero el doctor usará a Gotho para sus propios fines. Llena de referencias a otras obras (El Jorobado de Notre Dame, Maupassant y hasta el Necronomicón), su atmósfera malsana, la actuación de Naschy y escenas que han pasado a la historia del fantaterror como el ataque de las ratas (reales) al desdichado Gotho la convierten en un título a estimar, sobrepasando defectos. Por cierto, que ni aún jorobado ni feo el bueno de Naschy se priva de sus clásicas escenas de amor y cama con beldades diversas, marca de la casa.




BOSQUE DE SOMBRAS (Koldo Serra, 2006) Armado con sus DVDS de Perros de Paja y Deliverance, el debutante Koldo Serra realiza un thriller rural ambientado en el Pais Vasco "profundo" a finales de los 70 con nada menos que Gary Oldman encabezando el reparto, que incluye a "La Regenta" Aitana, Paddy Considine y la inexpresiva Virginie Ledoyen (aka "la chica de La Playa con DiCaprio"). Lo malo es que el olor a déja vu y déja ecoute es muy profundo, se producen situaciones whatthefuckescas y tienen que ser Oldman y el excelente Lluis Homar los que tengan que salvar la papeleta de la función. Buena fotografía de Unax Mendía en las escenas en el bosque con lluvia, una dirección correcta con alguna escena destacable (cuando sale el conejo básicamente) y un doblaje tróspido por aquello de la mezcolanza de conversaciones en inglés y castellano y que nuestros actores patrios a la hora de doblarse a sí mismos normalmente producen resultados desastrosos (Aitana Sánchez-Gijón). Se recomienda ver en versión original subtitulada.


DRÁCULA CONTRA FRANKENSTEIN (Jesús Franco, 1972) Jesús Franco coje los personajes más célebres de Bram Stoker y Mary Shelley y hasta al hombre lobo ya que estamos en una obra psicotrónica solo apta para valientes. Rodada casi sin diálogos y de narración más bien dispersa (por intentar expresarlo así), contiene momentos memorables: Paca Gabaldón/Mary Francis como trasunta de Renfield o la resurrección de Drácula convertido en murciélago al que se le vierte la sangre de una alegre cabaretera (no falta un número musical marca de la casa "franquista") en un tarro. Por cierto, la banda sonora reutiliza la que compuso Bruno Nicolai para una cinta anterior de Franco, El Conde Drácula. Para curtidos en mil batallas.




MARQUIS DE SADE'S JUSTINE (Jesús Franco, 1969) La primera adaptación de Jesús Franco de su idolatrado Marqués de Sade. Con el mayor presupuesto de su filmografía (tampoco mucho) y un reparto all-star (Jack Palance, Mercedes McCambridge, Akim Tamiroff, Klaus Kinski y la mismísima Romina Power de protagonista), acaba siendo en líneas generales una oportunidad desperdiciada. Entre la cantautora de "Felicitá" y una muñeca hinchable no hay muchas diferencias interpretativas (aún hoy en día Franco echa pestes de la ex de Al Bano, a la que impusieron los productores), el interés va de más a menos y la empresa le quedó demasiado grande a Jess, pero la cinta tiene virtudes: la fotografía de Manuel Merino, el buen uso de las localizaciones en Barcelona y la dirección artística en general, las escenas de Juliette (Maria Rohm) en contraposición con las de Justine, donde los vicios tienen su recompensa mientras que la virtud tiene sus "infortunios", la actuación muda de Kinski como Sade encerrado en su celda con alucinaciones donde escribe la historia de la cinta y el habitual cameo de Franco despelotando a la hija de Tyrone. Aquí más detalles.




BATWOMAN, LA MUJER MURCIÉLAGO (René Cardona, 1968) Una consecuencia del éxito de la entrañable serie televisiva del hombre murciélago y las películas de luchadores mexicanos con Santo El Enmascarado de Plata a la cabeza. René Cardona padre dirige el psicotrónico asunto con Batwoman enfrentándose al mad doctor de turno empeñado en crear su propio hombre anfibio (nombre del barco donde hace sus experimentos: "Reptilius". Je, je, je) y entrenando y luchando en el ring en sus ratos libres. Maura Monti encarna a la curvilínea heroína y su falta de calidad interpretativa queda sobradamente compensada con sus luchas en bikini. Peleas de baja calidad, luchas bajo el agua, señores con disfraces de monstruo comprados en el "todo a 1 Peso" y franca diversión para los aficionados a las aventuras de Blue Demon y sus amigos. 




EL GRAN AMOR DEL CONDE DRÁCULA (Javier Aguirre, 1974) Con el mismo equipo de El Jorobado de la Morgue, director Javier Aguirre incluido, Naschy encarna al célebre vampiro. Mucho antes del Drácula de Coppola, Naschy se apuntó un tanto convirtiendo al Conde en un ser atormentado por amor (llora y todo). Mujeres de buen ver, Drácula peleando a puñetazos, escenas repetidas hasta...cuatro veces (los créditos del principio con el porteador cayendo por las escaleras; el otro porteador que palma es Álvaro de Luna) y aburrimiento generalizado para una de las cintas de Naschy más respetadas en el extranjero.


KILLER BARBYS (Jesús Franco, 1996) Subterfuge Records desea promocionar a una de sus bandas, los Killer Barbys, con Silvia Superstar liderándola. Pensaron que había que hacer una película a lo Hombres G para los jóvenes "guays y enrrollados"...pero mejor. ¿Por qué no recuperar a Jess Franco, paradigma del director rebelde, independiente, casposo y vejete cachondo jijí jajá? Con la adición de un Santiago Segura en la época de "Evilios" y cuando era satánico y de Carabanchel en un papel secundario (pero bien que lo pusieron bien visible en el poster), esperaban poco menos que "la película más dabuten de la década como poco". Lo que Franco les devolvió a cambio fue una historia a lo Scooby-Doo (camioneta incluida) con una Condesa que necesita de sangre joven para rejuvenecer. Vista con el ánimo adecuado, uno se entretiene con la siempre agradecida presencia del gran secundario Aldo Sambrell (D.E.P.) como villano de la función, viendo a Mariangela Giordano (La Noche del Terror) como Condesa desnudándose y cubriéndose de sangre alegremente a sus 60 años por lo menos o comprobando que Jess aún sigue siendo todo un voyeur. Como comentan algunos críticos, si la cinta se hubiera hecho en los 70, Franco no habría dudado en asumir el papel de Segura como esbirro psicópata y zumbado de Sambrell, que mata a jovencitos después de contemplarlos en "plena faena". Machacona música punk a base de repetir dos temas de la banda durante toda la película. Por cierto, tuvo secuela (Killer Barbys Contra Drácula) pero los que la vieron dicen que es espantosa...y después de ver algún Youtube suelto por ahí, no seré yo quien les quite la razón.








PIRAÑA 2, LOS VAMPIROS DEL MAR (Piranha II, The Spawning, James Cameron, 1981) Debut oficial en la dirección del camionero canadiense y futura luminaria del cine de acción James Cameron, aunque no tuviese ni voz ni voto durante el rodaje y montaje. El que mandaba en realidad era el productor de bodrios mil Ovidio G. Assontis (y luego la gente se queja de Bay y Boll) señor al que hay que desviar las culpas por el desastre de película. Un aburrimiento mortal y (apenas) risible del que puede rescatarse la siempre agradecida presencia del hoy en día desperdiciado Lance Henriksen como trasunto del Quint de Tiburón y comprobar lo mucho que ya le gustaban al director las escenas bajo el agua que perfeccionaría en Abyss o Titanic. Quién le iba a decir a Cameron que con el tiempo sería la personalidad más poderosa de Hollywood y que finalmente lograría, 28 años después de su realización en 1981, convertirse en el George Lucas de la generación neng y "ni-ni". Cómo está el mundo. El gran Tomás Fernández Valentí disecciona magistralmente el cadáver aquí.





EL DESPERTAR DE LA MOMIA (Dawn of the Mummy, Frank Agrama, 1981) Otro bodrio que tuvo multitud de problemas durante el rodaje. El director original era Armand Weston pero abandonó el rodaje y fue sustituido por el productor y co-guionista Frank Agrama. Y mejor para el bueno de Weston que lograse que su nombre no estuviera vinculado a este petardo donde un fotógrafo de moda neoyorkino y sus modelos son atacados por momias en el desierto egipcio. Ritmo nulo y continuas miradas al reloj del espectador donde solo los últimos 15 minutos al más puro estilo "peli de zombis italiana chusca" aportan algo de vidilla (no mucha) al mamotreto. Las visitas al Nilo durante el rodaje, eso sí, seguro que fueron más divertidas.

domingo, 17 de julio de 2011

Carátulas: "Glen or Glenda"


Adquirida al mismo tiempo que Plan 9 From Outer Space. Como bien dicen en la parte trasera de la carátula, merece ser visionada repetidamente. Y tengan cuidado con el viejo y gran dragón verde que a menudo se sienta en su puerta. Pull the strings!


miércoles, 13 de julio de 2011

"EL CONDE DRÁCULA": Vampiro, Cola de Gusano



Seguramente sea el título que nos ocupa la cinta más conocida en este país de Jesús Franco, quien se propuso una meta que ni él mismo debía creerse durante el rodaje: Realizar la primera adaptación fiel de la obra maestra de Bram Stoker, cuyas adaptaciones cinematográficas nunca han sido fieles al 100%, ni siquiera el afamado Drácula de Coppola (1992), al que la gente que no se tomó la molestia de leer la novela considera la representación más fiel. Con la financiación a cargo principalmente del pintoresco productor inglés Harry Allan Towers además de productoras italianas, alemanas y españolas, se eligió a un reparto de ensueño: Para encarnar al Conde transilvano, la elección de Christopher Lee fue obvia debido a sus anteriores colaboraciones con Franco y su estrecho vínculo con el personaje, si bien el inglés ya estaba cansado del personaje (pronto comenzaría a hartarse del personaje hasta el punto de negarse a hablar de él en entrevistas o firmar autógrafos con su figura chupeteando cuellos). Para convencerlo, Franco le aseguró que sería la primera adaptación fiel del personaje. Con eso y su amistad con Alan Towers, acabó aceptando. La primera opción de Franco para Van Helsing era Vincent Price, pero éste tenía un férreo contrato con la American International Pictures. La segunda opción, Dennis Price, estaba enferma. La tercera opción sí estaba disponible, Herbert Lom. Para Renfield, el mejor acierto de casting: Klaus Kinski, del que cuenta la leyenda que rodó sus escenas sin saber a qué película iba a pertenecer pero que el propio Franco desmintió. Para Quincey Morris, el incombustible Jack Taylor. Para Harker, Fred Williams. Y para Mina y Lucy, Maria Rohm y la malograda Soledad Miranda que comenzó aquí su ciclo de películas con Franco que la convertirían en mito.


Rodada en 51 dias a finales de 1969 en Barcelona, Alicante y Munich por castillos y localizaciones reales a excepción de las escenas en el manicomio con Kinski rodadas en estudio, hay que destacar que durante el rodaje ni Lee ni Lom ni Kinski compartieron día de rodaje o plano alguno, siendo resueltas sus secuencias a base de contraplanos, todo un logro de la película al hacernos creer que sí que están los personajes juntos. Durante el rodaje, Pere Portabella filmó no un making of al uso, sino una especie de experimento llamado Vampyr-Cuadecuc (1970) casi mudo y que hoy en día está considerado objeto de culto  (pueden verse algunos extractos en Youtube). El Conde Drácula franquiano no tuvo una gran distribución aunque, como suele ocurrir con el cine de Franco, adquirió la condición de "película de culto" gracias a la fama de su director y el reparto all-star de la cinta.




Por mucho que el rótulo inicial nos informe de que esta película represente por primera vez con absoluta fidelidad la novela de Stoker , la realidad es que esa promesa solo se mantiene en líneas generales en la primera media hora, que resulta ser lo mejor de la película. La llegada al castillo de Harker en el carruaje atravesando el oscuro bosque infestado de lobos, el conde recordando los orígenes de sus ancestros o las "novias" de Drácula a punto de atacar a un desmayado Harker interviniendo el conde para ofrecerlas un bebé están cargadas de una atmósfera tétrica y malsana que dan la impresión de que la hora siguiente estará a la misma altura. Pero el escaso presupuesto (que se nota sobre todo en los efectos especiales en la escena de los animales disecados, los pastores alemanes que pretenden ser lobos o ese murciélago con hilos que canta la traviata), el interés decreciente y el progresivo aumento de zooms característicos de Franco acaban haciendo de la película una cinta irregular, pero con virtudes que justifican su visionado. Dos son los actores que destacan: Klaus Kinski en un sorprendente underplaying en un papel que se prestaba para que hiciera "su numerito" y que acaba siendo un Renfield memorable casi mudo y comiendo moscas y Soledad Miranda como la desdichada Lucy siendo seducida y mordida por Drácula y atrayendo niñas para hincarles el diente.

Lee es la encarnación perfecta del conde, aunque aquí se le de poco tiempo de metraje (en la novela de Stoker tampoco aparecía mucho, pero su presencia rondaba el relato) para dedicarnos su mirada de rojo sangre y, en comparación con las películas de la Hammer, se le vea aburrido si exceptuamos la mencionada escena donde explica sus orígenes. Un acierto: se ve al personaje volviéndose más joven a medida que pasa el tiempo, detalle incluido en la novela de Stoker. La fascinante música de Bruno Nicolai a golpe de cítara contribuye a crear desasosiego en una obra más sobria y alejada de los efectismos y desbarres de su director y recomendable (con sus reparos) como uno de los títulos ideales para aquel que no se sienta especialmente atraído por su controvertido director y quiera empezar con algo "ligerito". Aunque los "franquistas" sepamos que Franco tiene mejores cintas con más chicha para morder.




El Conde Drácula está editada por Divisa en una edición manifiestamente mejorable. La mejor edición hasta la fecha es la de Dark Sky Films con una entrevista de media hora a Franco, Lee leyendo extractos de la novela de Stoker y un texto sobre Soledad Miranda. Vampyr-Cuadecuc ni viene como extra ni está editada en DVD mientras escribo esto.