La Filmoteca del Terrario

lunes, 3 de octubre de 2011

LA SEMANA MÁS LARGA (26-02/09-10)


MERDE (Leos Carax, 2008) El regreso de Leos Carax tras las cámaras después de Pola X y el mejor segmento, con mucha diferencia, del tríptico Tokyo! donde aportaron episodios Michel Gondry y Boon Joon-Ho. Un monstruo que odia a la humanidad y que ama al mundo que la lía parda por las calles de Tokyo en un plano secuencia de antología y que va a granadazo limpio una buena noche es juzgado, defendido por un abogado francés que es una de las tres únicas personas que habla el idioma del monstruo y condenado a muerte. Pero en la ejecución… Denis Lavant borda al decididamente entrañable monstruo, que no es sino el propio Carax, incomprendido y solo perdido en su propio lenguaje en un mundo que ama (el cine) pero en el que odia a los que lo llevan (los financieros). Lástima que no se materializase el proyecto, que realmente existió, de expandir las aventuras de Merde en largometraje allá por USA (Kate Moss iba a ser su “amada” a lo “Bella y Bestia”), como se promete al final del segmento.


VAMP (Richard Wenk, 1986) Una ochentada de tomo y lomo cortesía de la entrañable New World Pictures donde, a pesar de que su nombre e imagen son bien visibles en el poster, Grace Jones es desaprovechada durante buena parte del metraje. Un par de adolescentes buscan strippers para sus colegas de la universidad y, con la compañía de un joven chino cachondo, acaban en otro mundo y, lo peor de todo, en un local de striptease frecuentado por vampiros. Pese a sus deficiencias y el desaprovechamiento de la interprete de la mejor versión de “La Vie en Rose” de la historia (llega un momento que desaparece del metraje), la cinta acaba agradando por su sentido del humor, su look y fotografía inequívocamente “eighties” y los momentos protagonizados por una Jones comehombres, rematada con una caracterización impagable cortesía de Keith Haring. Dedee Pfeiffer (sí; “hermana de…”) es la chica buena y Andy Warhol diseñó parte del mobiliario del local.

IP MAN (Wilson Yip, 2008) Primera parte de una trilogía sobre el creador del arte marcial Wing Chun y maestro de Bruce Lee que arrasó en Hong Kong y China y cuya secuela se estrenó el año pasado. Una producción épica de un inusual derroche de presupuesto y cuidado en los aspectos artísticos con un magnífico Donnie Yen en su salsa con unas peleas coreografiadas y rodadas perfectamente por Sammo Hung. Uno desearía que los 100 minutos de película fueran exclusivamente de Donnie Yen repartiendo hostias a los “diablos japoneses”, pero tenemos de propina una historia de redención digna de los clásicos de artes marciales de los 70 que inevitablemente es comparada con aquella igualmente recomendable Fearless con Jet Li. En la siguiente película, Bruce Lee hace acto de presencia, cosa que en esta no.

COMANDO TXIKIA: MUERTE DE UN PRESIDENTE (José Luis Madrid, 1976): Cuatro cosas por las que la película pasará a la historia española del cine: Fue la primera película en tratar el tema de ETA; fue la primera película en tratar el asesinato de Carrero Blanco; Se oye la voz verdadera de Paul Naschy/ Jacinto Molina en el comienzo (haciendo un llamamiento al diálogo) y al final de la película (agradeciendo a la Policía la información para hacer la película); Y nuestro licántropo nacional y Juan Luis Galiardo hacen de improbables etarras. Sí. Paul Naschy y Juan Luis Galiardo de etarras. El director José Luis Madrid, cual William Friedkin pobretón, intenta dar un tono de “cinéma verité” a la preparación del magnicidio pero la película no acaba de cuajar por su indefinición ideológica e intento de objetividad (un tono ligeramente laudatorio en el prólogo sobre la vida de Carrero Blanco para que los franquistas no se cabreen y unos etarras “con corazoncito” para que los abertzales tampoco se pongan furiosos; Ni héroes ni villanos, vaya, que estamos con la Transición en pañales y la cosa está tensa en el país) y su progresivo desinterés. Maquetas y cochecitos de juguete servirán para recrear el histórico “vuelo sin motor” mientras Gillo Pontecorvo esperaba para hacer su Operación Ogro. Pese a la temática y época de estreno, fracaso total y amenaza de bomba en un cine de Barcelona. No sería el último movidón político de Naschy (véase la reivindicable El Francotirador)


JUMPER (Doug Liman, 2008) Una nadería que debió tener una postproducción más entretenida que la película en sí, a juzgar por la cantidad de guionistas que pasaron por allí (David S. Goyer entre ellos) y la escasa duración de 80 minutos sin contar créditos finales. Destinada al público teenager y “neng” y protagonizada por un antídoto contra el carisma llamado Hayden Christensen, el único fuerte de la cinta son las peleas entre “jumpers” desafiando al espacio rodadas por un Doug Liman desperdiciando su crédito y ver a Henry Lee Lucas (Michael Rooker) de padre alcoholizado del prota. Sosería, vacaciones en Roma, Samuel L. Jackson con el pelo platino cobrando el cheque, Diane Lane que pasaba por allí y Billy Elliot haciendo lo que puede. Tiene un pase en una tarde tonta y con el nivel de exigencia en estado muy abisal.





LA NOCHE DEL EJECUTOR (Jacinto Molina, 1992) Segundo intento tras El Aullido del Diablo por parte de Paul Naschy para resucitar su carrera, hecha polvo por la Ley Miró, declive en taquilla, cambio de gustos en el género fantástico por parte del público, etc. Con el género de justicieros urbanos a lo Charles Bronson en el punto de mira (en un guiño, dos macarras ven una película suya), Naschy interpreta a un pobre doctor al que, en el día de su 50 cumpleaños, cuatro macarras y una Marta Valverde "ChichaTatoyClodoveada" matan a su mujer, violan y matan a su hija y le cortan la lengua. Tras un entrenamiento a lo Rocky con música clásica pasada por sintetizador comprado en los 20 duros, comienza la venganza. Llena de diálogos cheli-inenarrables casi todos a cargo de los macarras (“las titis están dabuten”, “guay del Paraguay”, “vamos a montar un número que ni los de la Cicciolina esa”, “está más chutao que Ben Johnson”, “Hijoputón”) y con un reparto donde destacan las Valverde Sisters, la “recuperada” del destape Adriana Vega por la que siempre tuve una debilidad especial, Manolo Zarzo y Pepe “Avelino” Ruiz como fotógrafo gay (“¡pepinos arriba!”), la cinta se ve muy perjudicada por la falta de medios y abundancia de diálogos “whathefuck” pero consigue caer simpática por suponer un anacronismo en sí misma, por el gore pasado de vueltas y sin concesiones de algunos momentos (lenguas y genitales arrancados, un crío muerto de un disparo/petardazo) y por el evidente empeño puesto en Naschy para realizarla a pesar de tener todo en contra (presupuesto, coyuntura del cine español, las Valverde) aunque los resultados no acompañasen precisamente. No solo toma prestadas ideas del cine de justicieros: el villano de la función usa una mascarilla de oxígeno cual Frank Booth de Terciopelo Azul. Se rodó en 1989-1990 (en los créditos iniciales sale un cartelón de Arma Letal 2) y fue derechita al videoclub en 1992, justo cuando la moda Bronsoniana había pasado. Toda una rareza de nuestro cine disfrutable con el estado de ánimo adecuado donde Naschy se dobla a sí mismo su voz.

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