No es que uno sea muy taurino, pero alguien debía encargarse de torear y poner banderillas a este morlaco estrábico, patizambo y ¡¡¡feeeeoooooo!!! (que diría Elsa Pataky en este engendro). Adríán Esbilla le da la estocada. La gran Asia Argento se encarga de satisfacer los deseos de los críticos más furibundos del antaño grande Argento.
Para saber si hay algo que merezca la pena salvarse, vayan aquí.
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