La Filmoteca del Terrario

sábado, 24 de marzo de 2012

"INCHON": They should not be forgotten...nor forgiven


Servidor leyó allá por 1999 un artículo en la revista "Fotogramas" sobre los mayores fracasos de la historia del cine bastante jugoso y que contaba esas historias tan divertidas sobre despilfarros varios de dinero y talento que tanto nos gustan. Estaban reseñados los sospechosos habituales (Cimino, Harlin, Howard el pato). Aunque había una cinta en ese artículo que me llamó la atención.Ni más ni menos que una superproducción bélica estrenada a principios de los 80 que no se estrenó en España y que atendía por el nombre de Inchon. Naturalmente, uno tenía deseos de echarle un vistazo. El problema, aparte de que no se estrenó por estas tierras, es que no se editó ni en video ni en DVD por Estados Unidos. Quizás porque no había posibilidades de recuperar algo del dinero gastado o por vergüenza de los principales involucrados. El caso es que anda por esos mundos "pollinos" dispuesta a ser redescubierta por curiosos, morbosos e interesados en los lugares más tremebundos de la historia del cine. Así que una vez vista e investigando un poco entre libros y artículos en Internet, les presento esta historia llena de buenas intenciones, grandes actores, cámaras mal colocadas, tifones, enfermedades, muerte, sectas, mucho dinero para (mal)gastar y Laurence Olivier con rímel.

Quien más y quien menos sueña con introducrise en el mundo del cine, bien sea como astro de la pantalla o como director. E incluso como productor. Esto fue lo que pensó Sun Myung Moon, el líder de la iglesia de la unificación, también conocidos como los moonies .El amigo Moon veía en el cine muchas posibilidades para expandir su mensaje y ya de paso para forrarse. A finales de los 70 planeaba rodar una película sobre Jesucristo pero el proyecto no terminó de prosperar. También pensaba en hacer una cinta protagonizada por Elvis Presley, pero la muerte de La Pelvis trastocó sus planes. Así que había que pensar en algo taquillero. Como una película de guerra. Y la Guerra de Corea allá por los años 50 daba la oportunidad en bandeja de poder hacer una cinta entretenida y, a la vez, que sirviera para mostrar al mundo lo maléficos y comunistas que eran los norcoreanos. Aunque tenía sus arcas repletas de dinero, Moon se dió cuenta de que necesitaba ayuda para financiar la película. El productor japonés Mitsuharu Ishii, que era dueño de un periódico en Japón y tenía la productora One Way Productions afincada en Los Angeles consiguió que la todopoderosa Toho accediese a prestar sus estudios y buena parte de su personal para el equipo técnico y artístico de la película.

El primer director al que Moon fichó fue a Andrew V. McLaglen, conocido entre los aficionados al western. El bueno de Andrew no tardó en volver al Far West cuando descubrió quién financiaba la cinta. Igual que los estudios de Toho, nada contentos con estar involucrados con los moonies,  por lo que hubo que ir fichando a un nuevo director y encontrar nuevas localizaciones. El elegido para filmar Oh, Inchon! fue Terence Young, quien añoraba tiempos mejores como los que vivió con sus películas para la saga Bond con Sean Connery o con Sola en la Oscuridad. Ahora a elegir al reparto.¿Que el guión escrito entre otros por Robin Moore (autor de la novela The French Connection llevada al cine por el gran William Friedkin) era una basura? Poderoso caballero es Don Dinero. El reparto en líneas generales no estaba nada mal: Jacqueline Bisset, Toshiro Mifune, Richard Shaft Roundtree, Ben Gazzara (su papel le fue ofrecido a Nick Nolte por 2 millones de dólares, pero el televisivo hombre pobre prefirió seguir siendo pobre), David Janssen, etc. Pero sólo a Moon se le ocurrió contratar a Laurence Olivier para interpretar al heróico general MacArthur en una decisión de casting bastante desacertada, siendo benévolos. Se notaba que Olivier necesitaba el dinero para seguir tomando el té sin pasar apuros para llegar a fin de mes. Añadan al fichaje estrella un departamento de carcterización que da risa y da lástima (ese rímel en los ojos) y la vergüenza ajena viendo la cinta está asegurada. La paga de los actores y director osciló entre 1 y 2 millones de dólares por cabeza, cifras muy elevadas para la época.

Sutileza pura
Cuando comenzó el rodaje, pronto comenzaron los problemas. El equipo de la película parecía la Torre de Babel con tantos técnicos ingleses, japoneses, coreanos e italianos. Los traductores se las vieron y desearon para transmitir las instrucciones que les daba Terence Young, causando no pocas demoras por este motivo. Uno de los traductores transmitió mal las órdenes sobre cómo debían colocarse las cámaras en la escena del desembarco del final, teniendo que volver a ser rodada correctamente. Resultado: hemorragia de dinero. Un par de tifones y un terremoto se llevaron por delante los caros decorados construidos en exteriores teniendo que ser reconstruidos de nuevo, entre ellos el del Faro de Inchon. Jacqueline Bisset enfermó de laringitis y estuvo una semana fuera de juego, obligando a detener el rodaje una semana, lo que costó 200.000 dólares diarios. Los moonies publicaron historias en sus periódicos controlados sobre la deidad del general MacArthur, con comparaciones con Jesucristo incluidas. El dinero para pagar a Laurence Olivier no aparecía y tenían que entregarselo, helicóptero mediante, en maletines. La ayuda inicialmente dada por el Departamento de Defensa estadounidense para prestar tanques y soldados a la película fue retirada cuando descubrieron quién producía la cinta. Por los foros de IMDB cuenta gente que estuvo en el rodaje que un extra murió aplastado por un tanque. Quizás el evento que mejor resumió lo que fue el rodaje fue la filmación de la escena final con MacArthur aclamado en limusina por el pueblo surcoreano. La primera vez que se rodó no había suficientes extras, quedando una escena muy poco impresionante. A rodarla de nuevo en Corea con multitud de extras. La mala fortuna vuelve y los planos de la limusina y la multitud no "encajan". Solución final: irse a un estudio de Dublin a filmar planos del interior de la limusina con proyecciones de la gente (de los peores efectos ópticos que servidor ha visto en su vida). Tres minutos de escena, tres millones de dólares que costaron.


El gran despilfarro

Tras un desastroso pase en el festival de Cannes de 1981 para atraer a un gran estudio que quisiera distribuir la cinta, se redujo su metraje de tres horas a 140 minutos y se le cambió su título, quitándole el Oh. Estrenada en 1982 bajo el manto de la MGM, la cinta fue un desastre histórico recaudando menos de dos millones de dólares el fin de semana de su estreno. Su coste final fue de 46 millones. Todo un leñazo. La revista Newsweek la calificó de peor película de la historia. Moon no se rindió y se redujo su metraje a 105 minutos, eliminando las escenas con David Janssen. Incluso sorteaba un Rolls Royce y 100.000 dólares a los que fueran a verla, pero ni por ésas. 5 millones en taquilla de resultado final dieron al traste con los futuros proyectos cinematográficos de Moon, que quería financiar entre 10 y 15 películas sobre la Biblia (lo que me lleva a recordar que Plan 9 From Outer Space de Ed Wood  fue financiada por los responsables de una iglesia Baptista para, con su posible éxito, hacer una serie de películas sobre los apóstoles). Inchon no se editó ni en VHS ni en DVD y permaneció como una pequeña leyenda para los cazadores de cine psicotrónico. Hasta que la emitieron por cadenas de televisión propiedad de la secta en Estados Unidos, que es de donde salen las copias que circulan por ahí.

Una vez vista les puedo asegurar que no es la peor película de la historia, aunque sea mala. En general es bastante aburrida pero tiene sus momentos impagables, como todas las apariciones de Olivier, que parece estar a punto de salir al jardín a jugar con los nietos en vez de defender Corea de los comunistas (y estos apenas tienen lineas de diálogo, siendo igual de malotes que los de El Cazador). También hay que destacar que en las escenas de bombas y tiroteos se ven a unos cuantos soldados caerse al suelo y haciendo exagerados aspavientos como si de una cinta bélica de Bruno Mattei se tratase. En la parte positiva, las explosiones están bien hechas y hay una escena de una voladura de un puente la mar de resultona. Y ya. No seré yo el que la defienda, pero si a usted le va la historia oculta del cine y quiere presumir de haber visto una cinta casi inencontrable, Inchon es su película. Mientras escribo estas líneas, está disponible en Youtube.

Éste artículo lo escribí en Septiembre de 2009 y lo he corregido para su publicación en esta versión 2.0 del blog. Si no me he expandido más en la crítica a la película, se debe a las escasas ganas de revisarla que tiene uno. Tampoco crean que hay mucho más que rascar, más allá de la tremebunda historia detrás de su realización.


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